Día
2. Luego de desarmar el campamento, y con cierto
nerviosismo para no caer en la arena, llegamos a la Ruta 14 y otra
vez hacia el norte. Paramos en un par de controles policiales de
Entre Ríos (donde conseguimos agua caliente para el mate) y llegamos
a Corrientes. Seguimos y cargamos combustible cerca de Mocoretá.
Los santuarios del Gauchito Gil ya se ven bastante seguido. Continuamos
rumbo al norte por la Ruta 14. Almorzamos cerca de Parada Pucheta y
seguimos. Entramos a Yapeyú buscando una Estación de Servicio (que
estaba cerrada por ser domingo) pero recorrimos un poco y nos resultó
muy linda la ciudad donde nació el Libertador. Muy enjardinada , hermosos murales y hasta ruinas guaraníticas. Acampamos al costado
del camino cerca de Guaviraví.
Día 3. Seguimos en la Ruta y llegamos a Santo Tomé, desde ahí podíamos
seguir por la Nacional 14 a Misiones o buscar aventura y dirigirnos a
Azara por la Provincial 94. En vialidad nos informaron que acababan
de asfaltarla así que ni lo pensamos. La ruta es estrecha, pero
linda y casi sin tráfico. Llegamos a Azara y ahí surgía otra
disyuntiva: seguir 20 kms por asfalto hacia Apóstoles para luego
descender otros 20 kms. hacia el inicio de la Parkway 2 o hacer 14
kms de ripio directo a Concepción de la Sierra. Lógicamente
elegimos la segunda opción. Las cubiertas elegidas se desempeñan
notablemente entre las piedras, lo que nos aportaba seguridad. Y así
llegamos a la Ruta Costera del Río Uruguay, lindos paisaje, como
todos los de Misiones, mucho verde, pero más adelante empiezan las
subidas y bajadas ... y curvas, muuuchas curvas. Bueno, de hecho, al
principio hay un cartel recomendando una velocidad de no más de 60
kms. por hora y que dicen algo así como “su seguridad es
responsabilidad suya”. Paramos a tomar mate en uno de los miradores
que hay al costado de la ruta y llegaron 3 motociclistas que se
dirigían al mismo destino que nosotros. Al llegar al Arroyo Torto,
resultó que el puente se encuentra en reparación y hay un desvío
de unos metros por entre un camino de piedras, ahí el tensor de la
cadena pegó en una del tamaño de un adoquín y aquella se enganchó
en el guardabarros de chapa doblándolo, nada que usando otra piedra
de martillo no pudiera reparar. Cuando llegamos a Alba Posse el calor
era extenuante, paramos a tomar algo frío y seguimos, sabiendo de
antemano que por nuestra propia seguridad tendríamos que acampar
antes de llegar a El Soberbio.
Día 4. Llegamos a El Soberbio y compramos algo en una panadería,
cargamos combustible, revisé las cubiertas y el aire, y seguimos.
Pasamos por los mismos lugares donde hace 18 años había una casa
cada varios kilómetros y ahora está todo poblado. El Soberbio mismo
ha crecido de forma impresionante. Antes estaba el Puesto de
Gendarmería frente a la Estación de Servicio y había que entrar un
par de kilómetros. Ahora éstos quedaron dentro de la ciudad, en el
límite. El trayecto de esta parte de la Costera es para filmarlo,
hay un par de subidas de unos 60° que hay que rebajar cambios con
ganas para llegar hasta arriba. En uno de los descansos no
encontramos con los mismos motociclistas que nos habíamos encontrado
en El Palmar. Ellos ya estaban regresando con su KTM y un KLR.
Continuamos hasta encontrar el cartel de Parque Provincial Moconá
“Ruta de la Selva” (que está dentro de la Reserva de Biósfera Yabotí).
Creo que omití que entre tantas curvas, subidas y bajadas había
momentos en que miraba hacia adelante y solamente veía una muralla
de árboles que subía hacia las nubes, selva ... selva por todas
partes. Comenzamos a bajar y bajar. Al llegar al Arroyo Pepirí Miní
paramos a sacar fotos, y ahí empezaba una subida brutal hasta que
luego se ve el pórtico de entrada del Parque(el acceso al Parque está sujeto al nivel del arroyo porque para llegar hay que cruzar un puente que queda bajo agua cuando está muy crecido).
Allí encontramos algunos turistas (pocos), y a los tres
motociclistas con los que habíamos conversado el día anterior.
Silvia pagó las entradas y seguimos. El sendero hasta el embarcadero
mide 1200 metros, es de piedra y tiene un ángulo tremendo. De hecho,
al volver paré para ver una serpiente que estaba al medio del
camino, y Silvia se tuvo que bajar para poder subirlo. A los Saltos
del Moconá solamente se
llega a través de un
paseo
náutico en
un
bote semi-rígido. Son causados por una falla geológica sobre el Río Uruguay, entre las desembocaduras de los arroyos Pepirí Guazú y Yabotí. Es un espectáculo único que la verdad vale la pena conocer. Se trata de un cañón de unos 3 kilómetros de largo con caídas paralelas a su cauce (dicen que son la caída de agua mas ancha del mundo). El Parque tiene unas 1000 hectáreas y dos senderos para trekking -uno de dificultad baja y otro de dificultad media-.
En el embarcadero no encontramos con otros dos motociclistas, ambos de Jujuy, copn los que compartimos anécdotas, a la conversación se nos unieron mexicanos y alemanes, además de otros argentinos, todos relatando distintas vivencias. Ahí fue que decidimos volver por la Ruta 14, ya que estábamos saturados de curvas y repechos, así que cuando emprendimos el regreso, salimos por El Soberbio hacia San Vicente, y de allí hasta Aristóbulo del Valle, donde los jujeños nos habían recomendado visitar el Salto Encantado. Esta vez nos alojamos en un hotel y salimos a cenar.
Día 5. Al otro día cargamos la moto y salimos
hacia el Parque Provincial Salto Encantado. La verdad que no tiene
desperdicio. Existe un Salto principal (de 64 metros de altura) y
después hay unas sendas dentro de la selva (son 1500 metros no
recomendable para personas con discapacidades o insuficiencias
cardíacas) que lleva a otros dos saltos más chicos. Salimos de allí
rumbo al sur y entramos en Corrientes. Cargamos combustible en
Gobernador Virasoro y acampamos un poco más adelante.
Dia 6. Levantamos el campamento y continuamos en
la Ruta. De pronto, de la nada, la moto se quedó sin corriente. Como
había chequeado todo antes de salir no me preocupé. Ya andaba
sospechando de la llave de encendido (no original), así que mientras
Silvia preparaba el mate, inspeccioné los cables descubriendo que
una terminal daba corriente en forma intermitente, por lo que opté
por sacarla de otra ficha y asunto solucionado !! En 10 minutos
estaba andando de vuelta. Al llegar a Santo Tomé, dimos unas vueltas
y fuimos a conocer el Puente Internacional. Después seguimos rumbo
sur y terminamos acampando en una Estación de Servicio antes de La
Cruz.
Dia 7. En la Estación tenían duchas con fichas,
así que aprovechamos y salimos renovados. Entramos a Entre Ríos y
paramos en el local de La Alemana, donde me encontré con dos fan de
Jawa. Después de comprar algunos productos nos dirigimos al Puente
sobre el Río Uruguay (Represa de Salto Grande). Un trámite rápido
y continuamos nuestro periplo. Ese día se me fue la mano y hicimos
más kilómetros de lo habitual (Silvia ya no podía más de la
espalda). Llegamos al Parque Bartolomé Hidalgo, sobre el Río Negro
y acampamos por un par de días. Esta vez cruzamos el río hasta el
Parador a almorzar.
Dia 9. Después de haber descansado, ya estábamos
cerca de nuestra casa, así que arrancamos tranquilos, parando a
matear un poco en Trinidad. Llegamos a casa después del mediodía,
sin apuro y contentos por haber completado el viaje sin
contratiempos.
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